20100815

Ban Ki-moon en Pakistán: "Nunca he visto un desastre como este"


El PAIS.COM


El secretario general de la ONU llega a Islamabad para visitar la región afectada por las inundaciones.- Seis millones de personas necesitan agua, comida, medicinas y refugio.- pide ayuda urgente para los 20 millones de afectados por las inundaciones en Pakistán

ANA GABRIELA ROJAS | Nueva Delhi 15/08/2010


El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha visitado hoy Pakistán "para mostrar su solidaridad de Naciones Unidas con la gente y el Gobierno en estos momentos difíciles". Tras visitar algunas de las áreas devastadas Ban Ki-Moon ha asegurado: "Nunca olvidaré la destrucción y sufrimiento que vi hoy. He estado en muchos desastres, pero nada como esto. Tanta gente en tantos lugares distintos con tantas necesidades".

La ONU llega a Pakistán
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El secretario de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se reúne con el primer ministro pakistaní, Yusuf Raza Gilani, es Islamabad.- EFE

Consejo de Derechos Humanos de la ONU


A FONDO

Sede:
Ginebra (Suiza)
Directivo:
Ramiro Lopes Da Silva (Secretario General)

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Pakistán

Pakistán

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Capital:
Islamabad.
Gobierno:
República Federal.
Población:
172,800,048 (est. 2008)

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También ha urgido a la comunidad internacional a acelerar la ayuda al país devastado por las inundaciones de las últimas semanas. "Estas inundaciones no tienen precedentes y necesitan una asistencia sin precedentes", ha asegurado. Naciones Unidas sólo ha recibido un cuarto de los 459 millones de dólares (unos 360 millones de euros) que ha solicitado para cubrir las necesidades más urgentes. Desde el organismo internacional se asegura que serán necesarios miles de millones en el largo plazo.

Una quinta parte de los 804.000 kilómetros cuadrados de Pakistán han sido anegados por las lluvias monzónicas. Miles de aldeas han quedado completamente bajo el agua, convertidas en interminables lagos. Unos 20 millones de afectados, según cifras oficiales y 1.600 muertes que podrían aumentar con las epidemias que acechan y que son "inevitables", según fuentes de la OMS.

Los servicios de rescate no han llegado todavía a unos seis millones de personas. "El agua ha destruido nuestra casa y nos hemos quedado sin nada. Hemos ido a un pedazo de tierra más alto, pero no tenemos comida. Hemos bebido el agua en que estamos sumergidos porque no tenemos otra opción. Este es nuestro sexto día". Quien habla es Imtiaz, una víctima que, con su familia y otros vecinos, están totalmente aislados de los servicios de rescate en una aldea en Muzzafargarh en el sur del Punjab. Han podido hablar por un móvil que han rescatado con un periodista local, que ha transmitido su historia a este diario. Precisamente estas personas son las más vulnerables.

El secretario de la ONU ha sobrevolado las áreas afectadas por las inundaciones y se reunió con el primer ministro, Yusuf Raza Gilani y el presidente, Asif Ali Zardari, que ha perdido mucha popularidad tras no cancelar o acortar su viaje a Europa la semana pasada cuando la catástrofe estaba ya desarrollándose.

De hecho, algunos reconocidos analistas achacan a este viaje de Zardari y a la general "falta de confianza internacional en los líderes políticos de Pakistán", que la ayuda internacional está tardando en llegar. "Y quienes están sufriendo los errores de los políticos, como siempre, es la gente que ahora también está sufriendo hambre y falta de techo", dice por teléfono Imtiaz Gul, al frente del reconocido grupo de reflexión Centro para la Investigación y Estadios de Seguridad en Islamabad.

Críticas al Gobierno

La gente está cada vez desesperada, frustrada y enojada con el Gobierno. "Nos han abandonado, estamos viviendo en condiciones terribles, mis hijos tienen diarrea y no puedo llevarlos a un lugar decente", decía Mushahed Khurshid con ayuda de un traductor. Khurshid, como mucha gente en Pakistán se ha enterado por la televisión -hay una casi en cada casa- que su presidente se fue de gira por Europa la semana pasada. Sin embargo el Gobierno resta importancia a estas críticas y las rebaja a "un simple juego político local", en palabras del ministro de Interior, Rehman Malik.

Pero juego político o no, son los paquistaníes afectados quienes llevan la peor parte. "Todo es miseria. He viajado por el país y sólo hay devastación. La gente lo ha perdido todo y quiere regresar a sus casas, pero están destruidas. Miles y miles duermen bajo el cielo abierto", cuenta Junaid Khan, un periodista que ha visitado muchas de las zonas afectadas.

Y el desastre podría estar muy lejos de llegar a su final. Las lluvias siguen cayendo intermitentemente en varias zonas del país. El monzón no termina hasta septiembre. Nuevas zonas están siendo inundadas, con el río Indo ensanchándose de norte a sur, en algunas partes ha alcanzado los 19 kilómetros cuando normalmente tiene 1.6 kilómetros. Todas las provincias de Pakistán están afectadas y hay un gran daño a la infraestructura, a las cosechas y ha matado mucho ganado.

La catástrofe afectará a Pakistán en los siguientes años, dicen sin dudar desde las agencias internacionales. "En los próximos meses se necesita asistencia humanitaria. Pero el camino de la reconstrucción es mucho más largo", ha asegurado a este periódico el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Pakistán, Maurizio Giuliano.

Datos de la crisis

- 20 millones es el total de afectados por las peores lluvias en 80 años, según el Gobierno paquistaní.

- Seis millones de personas no han recibido aún ningún tipo de ayuda, ni alimentos ni medicinas ni abrigo.

- 1.600 personas se calcula que han fallecido, aunque se prevé que la cifra se eleve por las enfermedades. Ya hay 36.000 casos de diarrea aguda, síntoma del cólera.


20100811

¿Integrar a Hizbulá en el ejército libanés?

(Foto: Tanques M-60 del ejército libanés durante el desfile del pasado día 1 de agosto. Los blindados norteamericanos datan de 1960)

¿Integrar a Hizbulá en el ejército libanés?

Por Javier Espinosa
elmundo.es blogs

11 AGO 2010 11:03

BEIRUT.- El informe pasó completamente desapercibido en la prensa española pese a que su posible implementación supondría un cambio revolucionario en la postura de Washington respecto a Oriente Próximo.

El llamado “Equipo Rojo” del Comando Central de EEUU fue establecido en el 2006 como un grupo de expertos dedicados a analizar situaciones vitales para el ejército. Como relata el periodista y premio Pulitzer Thomas E. Ricks en su libro “The Gamble”, los think tank internos del ejército norteamericano se han convertido en un elemento definitivo para orientar la acción de los uniformados gracias al apoyo que han recibido de generales como David Petraeus o Raymond Odierno. De hecho, la famosa ofensiva de Irak fue diseñada por una de esas agrupaciones de analistas, según revela Ricks.

El caso es que el citado “Equipo Rojo” realizó un informe el pasado mes de mayo en el que se arremetía contra muchos de los principios sacrosantos que rigen actualmente la actuación estadounidense en Oriente Próximo y sugería que lejos de mantenerse aferrados a la clasificación de Hizbulá y Hamás como grupos “terroristas” se intentara negociar con estos movimientos a los que definía como “pragmáticos y oportunistas”.

La tesis era todavía más atrevida y abogaba por intentar integrar a Hizbulá en el ejército libanés y a Hamas en las fuerzas de seguridad palestinas. En el caso del movimiento que lidera Hassan Nasrallah los expertos establecían un paralelismo con la desactivación del IRA británico y decían que se debía adoptar la misma estrategia.

El papel de asistencia de EEUU a unas fuerzas libanesas que incluyan a Hizbulá y la continuación del entrenamiento de las fuerzas de seguridad palestinas en una entidad que incluya a Hamas en el gobierno sería más efectivo” que el actual sistema, se lee en el documento.

La hipótesis de incluir a Hizbulá en el ejército libanés es una tesis que han defendido públicamente hasta muchos de sus enemigos más acérrimos. “Podrían ser una especie de unidad especial dedicada a proteger la frontera pero el mando tendría que ser del ejército. La decisión de ir o no a la guerra tiene que ser patrimonio del Estado”, me explicaba hace ya dos años el aliado del primer ministro Saad Hariri y actual ministro de Trabajo Boutros Harb, uno de los oponentes más firmes del grupo shií.

Esta es la opción que se ha adoptado en incontables conflictos y que ahora mismo se utiliza en Irak bajo el padrinazgo de EEUU para asimilar a las milicias suníes llamadas Sahwa, que se están fusionando co el ejército y las fuerzas de seguridad incluso cuando muchos de ellos admiten sin reparo que militaron en las filas de Al Qaeda y protagonizaron actos execrables.

El análisis del “Equipo Rojo” descalifica además la tradicional postura israelí basada en la fuerza y dice que puede resultar contraproducente en ambos casos. “En vez de explotar la vena independiente de Hizbula.. las acciones israelíes pueden tener el efecto inverso reforzando sus lazos con Irán”, se afirma.

Un aviso premonitorio si se advierte que ayer mismo Teherán se ofreció a colaborar militarmente no sólo con el movimiento que dirige Hassan Nasrallah sino con el ejército libanés, días después de que el congresista norteamericano Howard Berman –el mismo que ha declarado que antes de ser “demócrata” ya era “sionista”- bloqueara a principios de este mes la entrega de 100 millones de dólares en asistencia a los uniformados del país árabe.

El gesto intentó relacionarse con el suceso del día 3, en el que un enfrentamiento en la frontera libanesa-israelí acabó con cuatro muertos, aunque la decisión de Berman fue anterior a la refriega. En cualquier caso, el poderoso lobby pro israelí aprovechó el suceso para lanzar una ofensiva dialéctica contra la cooperación de EEUU y los militares libanés.

El ejército libanés se creó el 1 de agosto de 1945 –hace días que celebró su 65 aniversario- bajo el mandato de Fouad Chehab. En aquel entonces sólo disponía de 2676 hombres. Hoy son cerca de 60.000 pero un simple repaso al material que exhibe –jeeps, helicópteros y tanques propios de la guerra de Vietnam- permite apercibirse de las notables carencias que enfrenta.



El primer ministro Saad Hariri y otros dirigentes políticos allegados al ejecutivo local me han reconocido en estos últimos meses que el Líbano sufre una suerte de embargo occidental en lo que se refiere a armamento sofisticado.

Frente a los 3.000 millones de dólares que otorga cada año a Israel, EEUU ha donado poco más de 720 millones al Líbano desde el 2006. Entre el material suministrado figuran todo terrenos Humvee, rifles, visores nocturnos o lanzagranadas pero casi ningún tipo de armamento pesado.

Para Ahmad Hariri, primo del jefe del gobierno y secretario general del partido Mustaqbal, no hay duda: la postura de EEUU está influida por “el lobby israelí que existe en ese país”.

La posición de EEUU no es única. El diputado francés Gerard Bapt, miembro del grupo de amistad franco-libanés, advirtió el viernes pasado que París está retrasando el envío de misiles para los helicópteros de la fuerza aérea del Líbano y se preguntaba si esta actitud estaba motivada por “presiones israelíes”.

Pero también existía hasta ahora otra razón para justificar tal circunstancia. Como escribía The Daily Star en su editorial del día 4, Líbano mantuvo durante años la “filosofía de que si el ejército libanés permanecía débil Israel no se molestaría en lanzar una guerra contra él”. Sin necesidad de recordar los ataques recurrentes que ha sufrido la nación árabe desde que concluyó la guerra civil, el matutino añadía: “esa postura ha demostrado ser un error una y otra vez. No sólo no ha disuadido los asaltos israelíes sino que ha permitido el fortalecimiento de las diferentes milicias palestinas y de Hizbulá”.

Este comportamiento parece estar sufriendo una transmutación radical, algo que confirmarían los combates del día 3. El presidente Michel Sleiman y el gobierno libanés han decidido reforzar el papel de las fuerzas armadas incluso si EEUU y Europa continúan apegados al boicot inspirado por Israel, y “cambiar las reglas” de actuación de sus militares frente a las tropas de Tel Aviv, según indicó el propio jefe de Estado en su visita a la frontera común.

(Foto: Sleiman, Hariri y el emir de Qatar durante el aniversario del ejército libanés)

El dirigente druso Walid Jumblat, representado también en el gabinete, apostó por “conseguir el armamento apropiado en cualquier parte del mundo” y un día después el ministro del Interior, Siad Baroud anunciaba que se va a diseñar un plan de 5 ó 6 años para cubrir las deficiencias armamentísticas del ejército, que el diario Al Akbar estimó requeriría una inversión de 20.000 millones de dólares.

Hasta Mohamed Chatah, un asesor de Saad Hariri -quien ha sido uno de los más firmes aliados de Washington durante estos últimos años- se permitió desaprobar la suspensión de ayuda auspiciada por Berman calificándola de “lamentable e injustificada”. “La última cosa que debería hacer EEUU o cualquier otro amigo del Líbano es debilitar nuestros esfuerzos para reforzar el ejército”, precisó.

El hecho más fundamental al que se ha asistido en los últimos meses en Oriente Próximo no ha sido otro que a la ruptura de la alianza que mantenían Ankara y Tel Aviv, y al reposicionamiento de Turquía.

Aunque todavía es pronto para certificar si se trata de un hecho definitivo, las implicaciones de la mudanza que está sufriendo el escenario político libanés también podrían extenderse mucho más allá de su territorio como han advertido algunos analistas. La misma prensa israelí ha reconocido que el famoso factor de “disuasión militar” que ejercía Israel se está resquebrajando.

Para el director de Al Quds al Arabi, Abdel-Beri Atwan, los combates de Adeisseh marcan un nuevo desarrollo en el colapso de la cultura del miedo que ha prevalecido durante los últimos 30 años en la región. En el pasado Israel fue capaz de arrancar árboles, asaltar ciudades, violar espacios aéreos y ocupar tierras ante la ausencia de cualquier reacción árabe. Era capaz de aterrorizar a los regímenes árabes. Esa foto está cambiando muy rápido ante el repliegue de los regímenes y la irrupción de nuevos actores (se refiere a los grupos armados como Hizbula) que han comenzado a quebrar esa cultura del miedo”.

Esta nueva escenografía y la política inamovible de EEUU se ha traducido asimismo en el quebranto de la aureola idílica que había conseguido forjarse Barak Obama en la región, especialmente tras su famoso discurso de Egipto.

La última encuesta que realizó el think tank norteamericano The Brooking Institution refleja que el 62 por ciento de los árabes consultados tienen ahora una imagen negativa del presidente frente al 20 por ciento que todavía lo ve de forma positiva. Al comenzar su mandato la estadística era casi la inversa.


20100810

Guarda silencio PF sobre operativo en Bosques de las lomas

Diario El Universal

Ver video http://www.eluniversaltv.com.mx/detalle.php?d=19641

20100809

Viuda, encinta... y muerta por adúltera

ELPAIS.COM

Los talibanes propinan 200 latigazos y ejecutan de tres tiros a una afgana de 35 años.- La mujer fue acusada de "relación ilícita" con un hombre que huyó

DAVID ALANDETE - Washington - 09/08/2010

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Como cuando regían el país, hace nueve años, los talibanes ejecutaron el domingo a una mujer a la que acusaban de adulterio, después de someterla a la humillación de darle 200 latigazos en público, según la policía de la provincia de Badghis, al noroeste de Afganistán, donde están desplegados los militares españoles. En los años que llevan apartados de las instituciones y sumidos en su campaña de insurgencia con el apoyo de Al Qaeda, los talibanes han ejecutado al menos a cinco mujeres por no cumplir con los preceptos que ellos extraen, de forma literal, del Corán, el libro sagrado para los musulmanes. El jueves aniquilaron, además, a 10 trabajadores de una organización médica humanitaria cristiana, a los que acusaban de tratar de evangelizar a la población de zonas rurales del país.

La mujer asesinada el domingo, Bibi Sanubar, era viuda y estaba embarazada, según reveló a la agencia Reuters Abdul Jabar Saleh, un agente de policía de Badghis. Los talibanes descubrieron que estaba manteniendo relaciones con un hombre ?que huyó?, la retuvieron durante tres días y le dieron 200 latigazos en público. La sometieron, además, a un juicio sumario: el mulá Mohammed Yousif instruyó el caso y la condenó rápidamente a muerte, según las agencias Reuters y France Presse. El mismo juez se encargó de cumplir personalmente la condena: le disparó tres tiros.

Hace cuatro años, los talibanes mataron a una mujer afgana a la que acusaban de espiar para EE UU. Posteriormente, en julio de 2008, decapitaron a dos mujeres por, según ellos, regentar un burdel para soldados estadounidenses en la provincia de Ghazni. Un fotógrafo que trabajaba para Associated Press, Rahmatullah Naikzad, presenció el crimen y tomó fotos de ambas, cubiertas por sus burkas, antes y después de la decapitación. El fotógrafo fue detenido y puesto en libertad posteriormente por las autoridades afganas, según su agencia.

El año pasado, en la provincia de Nimroz, los radicales islámicos fusilaron a la joven Gul Pecha, de 19 años, y a su novio, Abdul Aziz, de 21, por haberse fugado para casarse sin el permiso de sus familiares. Ambos querían huir a Irán para poder vivir allí como pareja. Sus propios padres les habían capturado y entregado a los talibanes, que les detuvieron en una mezquita cuatro días y finalmente decidieron matarlos a tiros.

Práctica común durante cinco años

Mientras regían el país, entre 1996 y 2001, era una práctica común de los talibanes exhibir a las adúlteras y castigarlas lanzándoles piedras y azotándolas. En las ocasiones que consideraban más graves las mataban en público. Tras su derrocamiento, en numerosas ocasiones, los talibanes han negado ser responsables de abusos y asesinatos como el del domingo. "Es una mala obra, y la rechazamos. Quien lo haya hecho no es miembro de los talibanes y trata de difamarnos", aseguró el portavoz Qari Mohammad Yousuf a Reuters. También han negado ser los autores de la mutilación de Aisha, una mujer de 18 años a la que cortaron la nariz y las orejas en la provincia afgana de Uruzgan por huir de los abusos de su marido. La revista Time publicó su foto en portada y contó su historia en su último número. Ella mantiene que los talibanes son responsables.

Los talibanes no son una fuerza unificada y homogénea en Afganistán. Muchos grupos radicales, libremente asociados con ellos, operan a su antojo en las provincias que es incapaz de controlar el Gobierno de Kabul. El distrito de Qadis, donde asesinaron el domingo a Bibi Sanubar, está totalmente bajo control de esos fundamentalistas, según la policía local de la provincia de Badghis, a la que pertenece.

Por su parte, la organización cristiana Misión de Asistencia Internacional, para la que trabajaban los 10 cooperantes asesinados por los talibanes el jueves pasado, ha anunciado que seguirá su labor humanitaria en Afganistán, que viene desarrollando desde mediados de los años sesenta. Un grupo de radicales islámicos les acribilló a balazos cuando regresaban a Kabul desde la provincia de Nuristán