20091231

¿Década perdida?




¿Década perdida?


Qué década hemos vivido. Ya queda poco para que se cierre y comencemos otra.

Si hacemos un corte transversal en el tiempo por pedazos de diez años, podemos decir que esta década fue transformacional. Aunque el corte puede ser artificial (quién dice que las cosas suceden en décadas), no deja de ser interesante los eventos económicos en los últimos diez años.

Tuvimos dos recesiones fuertes. La del 2001 y la del 2007. Cierto que la primera se guisó a finales de la década anterior haciendo que ésta fuera la que recogiera los resultados. Ha esto súmale 9/11 que complicó la situación económica. No salimos de “Guatemala” para meternos en “guatepeor”. Lo que comenzó con una crisis hipotecaria, pasando a una financiera, se convirtió en una crisis económica evaporando billones (trillion en inglés) y que todavía seguimos viviendo los efectos.

Cayeron los precios de las propiedades y los valores de las inversiones. Esto hizo que nuestra riqueza se diminuyera también. La mayoría de familias tiene su riqueza en cuentas de retiro y en propiedades. Ambas están a merced de los vaivenes del mercado. Si esta aumenta, también la riqueza…cuando el mercado cae, también la riqueza. Esta década fue de bajada.

Para que tengan una idea, en 200 años de historia, esta década ha dado el peor rendimiento en la bolsa de valores. Desde 1999, el mercado de valores ha estado produciendo negativo. Por ejemplo: si hubiera puesto $1,000 en un fondo que imitara al S&P 500 en diciembre del 1999 y lo sacaba hoy, estaría sacando $773 dólares, perdiendo casi un 23% de mi dinero. A esto hay que restarle la inflación y los costos que pagaría por comisión y administración si se invirtió en esos que te cobran la vida (no así con el incremento del valor del oro que ha sido una de las noticia de la década).

Aunque en el caso del valor de las propiedades no ha sido tan estrepitosa como el del mercado accionario, sí existió una pérdida sustancial en los últimos años, especialmente cuando los precios de las propiedades se dispararon artificialmente.

Tampoco ha sido una buena decada para el ingreso personal. Sea que tomes las estadísticas del censo o el buró de análisis económico, tomes el ingreso personal total o por cabeza, el ingreso a nivel de precio actual o lo ajustes con la inflación, el resultado es el mismo: existe una disminución en el ingreso personal si lo comparas con la década anterior. No es que no ha crecido. Lo que ha pasado que ha ido creciendo menos que la década anterior. Y si lo comparas con la década del 50, 60, 70 y 80 la caída es mayor.

¿Ahorro? Esta década fue la peor desde la gran depresión. Cierto que en los noventas el nivel de ahorro venía en caída. Pero, ésta se llevó el primer lugar (un punto interesante: este año ha incrementado considerablemente)

¿Deudas?...“Para arriba, mi gente, para arriba”. Le ganamos por mucho. Tomando información de la Reserva Federal, en la década del noventa el incremento de la deuda total por familia fue cerca de 7% promedio anual. En esta década rozaba el 9%. ¿Quién ganó el primer lugar? Préstamos hipotecarios y por mucho. El nivel de crecimiento llegó a pasar el 13% durante el “boom hipotecario”.

Ve sumando: dos recesiones + caída en la riqueza neta + caída en el ingreso + menos ahorro + aumento en las deudas.

Lo cierto que para la mayoría de los consumidores ha sido una década de poco ahorro y mucho endeudamiento.

Para los negocios y el gobierno también ha sido una etapa de creativa destrucción económica. Empezando con la industria financiera que quiso ser el motor de crecimiento económico, persuadiéndonos que pusiéramos toda fe en sus ingenieros financieros para modelar los movimientos físicos del la psiquis humana.

Pidieron a gritos que los dejaran tranquilos porque ellos se podían autoregular. ¿Resultado? Se comportaron tan racionales como un niño de tres años en plena revolución copernicana dejando los pañales sucios en el camino.

El gobierno no se queda atrás. No sólo incentivó la burbuja hipotecaria, sino que además no paró de aumentar la deuda pública. Mientras la mayoría de nosotros tenemos que ajustarnos los cinturones, controlar los gastos y desintoxicarnos de tanta deuda que adquirimos durante los años del viagrazo hipotecario, nuestro gobierno hace todo lo contrario: seguir viviendo de prestado. Esta década ha sido una de explosión en la deuda pública norteamericana.

Aunque se use el argumento Keynesiano, el aumento ha sido peligroso.

Lo cierto es que la próxima década será definida por la actual. El consumidor incrementará los niveles de ahorro y será más financieramente sabio en sus elecciones de consumo financiero y no financiero.

Vamos a ver un incremento en impuestos. Mayor necesidad por generar negocios porque las grandes compañías y el gobierno no podrán seguir creando empleos. El primero porque tiene mano obra calificada y menos exigencias en el extranjero; el segundo porque su deuda se está haciendo insostenible. El espíritu de emprendedor tendrá que tomar la colina si queremos generar crecimiento. La economía norteamericana tendrá que compartir su posición de importancia económica en el mundo con otros jugadores importantes como China.

El gobierno enfrentará una encrucijada: si expande su posición en la economía con mayor regulación e ingerencia puede poner en riesgo la estabilidad que goza la deuda pública y la empresa privada; y si decide disminuir su tamaño puede afectar a los que dependen de él, especialmente a la tercera generación.

¿Es una década perdida? No lo sé. Eso se lo dejamos a los historiadores. Pero, de seguro que ésta generó serias transformaciones económicas que definirá la que viene.

Feliz año nuevo.

Al final, tú decides.

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